En el 25º día de la guerra en Ucrania, la situación en Kiev es tensa. No pasa un día sin escuchar los bombardeos en las afueras de la ciudad, ni un día sin ir a los refugios para evitar los misiles. La presión sobre la capital es más fuerte que nunca, pero Kiev aún no ha caído en manos de los soldados rusos. La capital ucraniana se ha transformado en un auténtico búnker.
Tierra, arena y excavadoras para crear presas
Los habitantes de la ciudad utilizan todo lo que está a su alcance para bloquear las carreteras, construir chicanes, impedir las maniobras de los vehículos blindados o el desplazamiento de los hombres. En el suroeste de la ciudad, se utilizan tierra, arena, bloques de hormigón, chatarra y remolques de camiones para crear barreras. También se movilizan los bulldozers porque incluso un tanque puede tener dificultades para empujarlos.
Sin olvidar los vagones de ferrocarril, donde hay vías, y los tranvías cuando es posible. Por supuesto, a esta lista hay que añadir el alambre de espino y las trincheras, a veces cada 500 metros en algunas de las carreteras principales que llevan al centro de la ciudad.
Desventajas para los civiles
Todos estos obstáculos son inconvenientes para los civiles. Tienen que enfrentarse a los controles en muchos puestos y cruzar en coche se complica en las chicanes. Tanto es así que existe una especie de duplicación de esfuerzos en determinados puestos, con voluntarios armados con Kalashnikovs colgados al hombro. También tienen banderitas verdes y rojas, como las de las obras, y se encuentran organizando el tráfico para evitar accidentes.