¿Esperanzas defraudadas? El jueves, tres días antes de la apertura de la COP26 en Glasgow (Escocia), China desveló sus objetivos climáticos. La nueva «contribución nacional» (NDC) del mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo era muy esperada, y algunos observadores esperaban que impulsara las ambiciones de esta crucial conferencia sobre el clima, ya que los efectos devastadores del cambio climático se hacen sentir cada vez más: megaincendios, olas de calor, inundaciones…
Medidas en contradicción con el objetivo del 1,5
Pero evidentemente no será así, ya que Pekín retoma, sin sorpresa, los principales compromisos ya asumidos por el presidente chino Xi Jinping. Es decir, alcanzar su pico de emisiones «antes de 2030» y la neutralidad de carbono «antes de 2060». Es un ritmo demasiado lento para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, un objetivo que será imposible de alcanzar a menos que China ponga de su parte.
Un Xi Jinping distante
Estos objetivos son aún más decepcionantes para los demás participantes en la COP26, ya que los expertos consideran que China puede hacer mucho más por el clima: con el aumento de «su capacidad instalada de energía solar y eólica hasta 1.200 millones de kW para 2030», Pekín está en proceso de crear una verdadera industria de energías renovables. Por tanto, China podría aprovechar esta circunstancia para reducir la proporción de carbón en su combinación energética, pero no parece que lo vaya a hacer, ya que tiene previsto aumentar sus «existencias» forestales en 6.000 millones de metros cúbicos con respecto a 2005.
El tema del carbón se debatirá el sábado en el G20. Sin embargo, el Presidente chino Xi Jinping asistirá por videoconferencia, como ya hizo en la COP26. Es bastante simbólico.