Kazajstán, una antigua república soviética de Asia Central que tradicionalmente ha mantenido relaciones cordiales con Occidente, busca un equilibrio entre el distanciamiento de la campaña rusa en Ucrania y el mantenimiento de vínculos amistosos con Moscú. A principios de marzo, las autoridades kazajas autorizaron una concentración de unas 2.000 personas en Almaty, la capital económica del país, contra la guerra en Ucrania.
Una concentración de apoyo al Presidente es simultánea
Pero la segunda marcha de este tipo no fue autorizada por el ayuntamiento de Almaty, que explicó su decisión por el hecho de que estaba prevista otra concentración de apoyo al presidente kazajo Kassym-Jomart Tokayev en la plaza central de la ciudad, lugar tradicional de las manifestaciones, explicaron a la AFP los activistas que impulsaron la iniciativa. Uno de los activistas, Alnur Iliachev, dijo a la AFP que la plaza estaba «reservada» por los partidarios del presidente para todo el día, por lo que no pudo celebrarse ninguna otra reunión allí, incluso después de que se fueran a primera hora de la tarde.
Las reuniones públicas están estrictamente controladas en Kazajistán y sólo pueden celebrarse en zonas designadas con el permiso de las autoridades locales. El Ministerio de Asuntos Exteriores kazajo ha subrayado en repetidas ocasiones la neutralidad del país en el conflicto armado de Ucrania.
Kazajstán es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar dirigida por Moscú, así como de la Unión Económica Euroasiática (UEE).