El Gobierno ha decidido acelerar la campaña de vacunación en respuesta a la epidemia, según anunció Emmanuel Macron en su discurso del martes por la noche. De aquí al comienzo del invierno, todas las personas mayores de 50 años, los pacientes de riesgo y los profesionales de la salud están llamados a inyectarse una tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19. Pero, ¿debemos preocuparnos por estos efectos secundarios?
Una campaña «cada vez más segura
Millones de franceses han experimentado un pico de fiebre, dolor en el brazo o síntomas parecidos a los de la gripe después de una de sus inyecciones de Covid-19. Los acontecimientos adversos no fueron graves, al igual que las tres cuartas partes de las devoluciones a la Agencia del Medicamento. Desde el inicio de la vacunación, se han registrado 108.000 informes por 100 millones de dosis inyectadas a los franceses, incluidas todas las vacunas.
Para Francesco Salvo, farmacólogo de Burdeos encargado de coordinar el control de seguridad de la vacuna de Pfizer en Francia, no hay razón para temer un efecto de acumulación y esta tercera dosis no es más arriesgada que las anteriores. «El hecho de que no haya habido efectos adversos con la segunda dosis no significa que vaya a ocurrir lo mismo con la tercera. Pero no hay miedo a las diferencias de intensidad o gravedad», dijo.
Muchos países han establecido amplios sistemas de farmacovigilancia para supervisar las vacunas Covid, lo que ha ayudado a detectar acontecimientos raros y a modificar las recomendaciones de las vacunas. «Cada vez tenemos más perspectiva, por lo que la campaña de vacunación es cada vez más segura. Sabemos que ciertas vacunas no deben administrarse a los jóvenes, por ejemplo, y estamos haciendo todo lo posible para minimizar los riesgos para los pacientes», continuó Francesco Salvo. No obstante, hay que tener en cuenta que la vacuna no es menos eficaz si no se siente ningún efecto después de la inyección.